José María García-Mauriño
 Mayo de 2013
 
 
 
 
 
 
1.- La finalidad de la educación:
El sistema educativo es lo más importante, lo decisivo, a la hora de querer levantar un país. Esta ley de educación es la 7ª desde que empezamos la democracia. Cada gobierno ha escrito su ley. Esto indica lo complejo que es el tema educativo y la evolución histórica por la que pasamos año tras año. Hay muchos intereses en juego de todo tipo, intereses económicos, políticos, ideológicos, religiosos. Cada una
de estas leyes tienen su punto de avance o de retroceso. Esta ley está
atravesada por numerosas concesiones a la Iglesia católica, derivadas de los Acuerdos Santa Sede-Estado español, de enero de 1979,
de hace 34 años,   La SAFA ha tenido muy claro, desde el principio, allá por los años 40 del siglo pasado, que el objetivo fundamental de la educación es la formación integral de los alumnos. Sacarlos de la ignorancia cultural y proporcionarles instrumentos de desarrollo personal. La formación humana, la formación profesional, la formación religiosa. Y en esta dimensión religiosa hubo mucho de adoctrinamiento, como no podía ser de otra manera en aquellos años. Excesivas prácticas religiosas, como la Misa diaria, por ejemplo. 
 

Pero, con todos sus defectos, esa formación ha dado espléndidos resultados. Ahí están los antiguos alumnos profesionales, con un historial magnífico de desarrollo de su personalidad en los distintos espacios de la sociedad,  del ámbito laboral del trabajo, en la creación
de empleo de muchos que han sido empresarios. Y en menor medida, se tenía la preocupación de que todos, al terminar los años de formación profesional salieran colocados en las distintas empresas cercanas a Ubeda, como pueden ser  Enira, Abengoa, Santana, etc,  La
SAFA ha realizado con creces el derecho a la educación que
nos marca el art. 27,2 de la Constitución española de 1978 que dice:
”Todos tienen el
derecho a la educación. Se reconoce la libertad de enseñanza. La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana en el respeto a los principios democráticos de convivencia y a los derechos y libertades fundamentales. 
Los poderes públicos
garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones”.
2.- La mercantilización de la Educación. Y ahora, en Mayo de
2013, aparece una nueva ley de educación en la que los objetivos no son precisamente la formación integral del alumnado, sino otras cosas
distintas. En su exposición de motivos, la Ley Orgánica de Mejora de la
Calidad de la Enseñanza (LOMCE) del ministro Wert, del PP, en ningún
caso considera la Educación como un bien público, un derecho
universal
de los ciudadanos que el Estado tiene la obligación de
garantizar,  sino como una actividad orientada principalmente al sistema productivo: fomentar el espíritu “emprendedor” y la formación para el empleo, no la formación integral de las personas. Su centro de interés está en crear buenos empresarios y buenos productores de bienes y servicios. Lo importante  “en el ámbito
educativo es abrirles las puertas a puestos de trabajo de alta cualificación”. (Ley Wert).
Esta ley, tiene unos fallos importantes que conviene señalar:
2.1. Suprime la asignatura de la Filosofía. Esta asignatura es fundamental para enseñar a pensar al alumno, a procurarle
instrumentos para tener un pensamiento crítico. Kant, filósofo alemán del siglo XVIII, decía que “para que pueda pasar de una minoría de edad a una mayoría de edad sólo tenían  que hacer una cosa:
“sapere aude” atreverse a pensar por sí mismos”. Es decir, (digo yo) sin la ayuda de la TV o de la radio o prensa. La mayoría de edad no son sólo los 18 años, sino la capacidad de tener una manera de pensar independiente. Y esto lo proporciona la Filosofía.  Pero, lo importante, según la ley, son aquellas cosas que “faciliten la empleabilidad y estimulen el espíritu emprendedor”. (Ley Wert)
2.2. Suprime la “Educación para la ciudadanía”. Esta asignatura,
 
tiene como objetivo favorecer el desarrollo de personas libres e íntegras a través de la consolidación de la autoestima, la dignidad personal, la libertad y la responsabilidad y la formación de futuros ciudadanos con criterio propio, respetuosos, participativos y solidarios, que conozcan sus derechos, asuman sus deberes y desarrollen hábitos cívicos para que puedan ejercer la ciudadanía de forma eficaz y responsable (BOE, 5 enero 2007).
En esta asignatura no se puede ver nada de ideología política partidista, únicamente la formación responsable del ciudadano/a. Es una materia que se venía impartiendo en toda Europa hace años al margen de todo interés partidista. Sin embargo, según  esta ley Wert es prioritario la formación de empresarios-emprendedores  antes que el
conocimiento de sus derechos y libertades en el ejercicio de su responsabilidad ciudadana.
2.3 La asignatura de Religión es obligatoria, se incluye en el currículo, tanto de primaria como de secundaria, como una materia fuerte, evaluable y computable, con incidencia en el futuro académico de los alumnos.  Se impone una asignatura alternativa a la Religión llamada “Valores culturales y sociales”, que, al ser alternativa, priva a los alumnos que opten por Religión de la formación en valores cívicos y éticos, que deberían ser comunes a todos. El Estado abandona sus competencias educativas en esa asignatura de Religión, para dejarlas en manos de las autoridades religiosas, con lo que se legaliza el adoctrinamiento confesional y el acceso al profesorado de estrictos catequistas. La Religión es un sistema de creencias, no de doctrinas.
Si se quiere una formación religiosa, de signo católico, los padres tienen derecho a tenerla. Pero, si la quieren que se la paguen: no
se puede sufragar con dinero público enseñanzas religiosas de tipo privado. La LOMCE fomenta la privatización en beneficio de la Iglesia católica. Con la nueva ley Wert los Conciertos educativos pasan a ser el instrumento definitivo para la privatización de la Educación y para restaurar la  enseñanza religiosa católica. Los Conciertos no son nuevos. Datan de 1985, cuando el gobierno del PSOE legalizó las
subvenciones públicas a los centros privados, en su mayoría de ideario
católico.
3.- La postura de la SAFA:
Ante esta ley, que se aprobará en próximas fechas, creemos que la dirección de la SAFA, y nosotros como antiguos alumnos no podemos permanecer en silencio. Estimamos que debería tomar postura ante esta ley que le afecta como entidad educativa. Estamos seguros que
la dirección conoce esta ley y que la habrá estudiado detenidamente. Solamente proponemos algunas reflexiones por si pueden ser de vuestro interés. Pensamos que tal vez sería lógico que se pusiera al lado de la Constitución, y tomara como prioridad de la educación la formación integral de la personalidad de los alumnos/as. Si quiere ser coherente con la línea de formación de 60 años atrás, no puede favorecer esta mentalidad mercantilista de la enseñanza, que señala
como objetivo la formación de trabajadores que se van a incorporar al mercado de trabajo, siendo altamente competitivos. ¿Es un valor fundamental la competitividad que nos marca la Unión Europea? ¿Cuál es entonces la escala de valores que defiende la SAFA? ¿No estamos todos de acuerdo en que esta institución debe seguir manteniendo los valores básicos, humanos, de la libertad, la justicia, la igualdad y la solidaridad?
Estamos de acuerdo en que la SAFA es una institución católica, y está regida por jesuitas que son una orden religiosa católica. Por tanto, es coherente que enseñe contenidos religioso-católicos, o mejor que ofrezca, que invite, sin presionar, esas enseñanzas. Pero, esto no quiere decir que goce de privilegios, que otras creencias no tienen, como pueden ser los musulmanes, los protestantes, los ateos
y los agnósticos. Y 
a enseñar a los alumnos a elegir libremente sus propias creencias sin imponer ninguna ideología religiosa. Si realmente la actual dirección aceptara esta Ley, los antiguos alumnos  profesionales nos sentiríamos muy defraudados, al ver que los mejores años de nuestra formación han tomado otra deriva. Podríamos decir, “esta no es nuestra SAFA”. ¿Dónde queda esa magnífica “ratio studiorum”, el plan de estudios de los jesuitas de años atrás que propició el P.Villoslada?

Para estar de acuerdo con la Constitución, al menos ideológicamente, nos parece que la SAFA debería optar claramente por la separación de Iglesia y Estado (“ninguna confesión tendrá carácter estatal”, art. 16.3) es decir, retirar de las Escuelas la enseñanza confesional de la Religión católica, y avanzar abiertamente en el camino de la laicidad en todos los centros privados. Porque el Cristianismo es una fe, una creencia, un estilo de vida, y como tal el objetivo no es el adoctrinamiento, sino transmitir la Fe. Y esa transmisión sólo tiene cabida legítima en las iglesias (parroquias), o en la fe  musulmana (las mezquitas), o en la fe judía (las sinagogas). No son solo palabras, son conceptos, son contenidos. Entendemos que ser laicos no es igual a ser ateos.  


En la Iglesia católica el 98% somos laicos, es decir no somos clérigos; solamente el 2% son obispos, curas, monjas, religiosos, o sea, clérigos. Respetamos las distintas maneras de entender la fe, la evolución histórica de las distintas formas de entender la ética y la moral, es decir, admitimos el principio  de tolerancia ante esta realidad de la España plural del siglo XXI. La tolerancia consiste en el respeto, la aceptación y el aprecio de la rica diversidad de las culturas de nuestro mundo, de nuestras formas de expresión y medios de ser humanos. La fomentan el conocimiento, la actitud de apertura, la comunicación y la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión. La SAFA, como entidad educativa, estaría dispuesta a avanzar en esta tolerancia que
tanta falta nos hace a todos.

El pasado, los recuerdos del pasado, tienen un contenido histórico. Y aprendemos de la historia pasada para entender el presente y el futuro. No son solo fotografías de los cursos, los compañeros que recordamos los avatares de años pasados en la escuela, son algo más, son biografías de vidas con ilusiones y perspectivas de futuro. Ahora es el momento de encarar el porvenir desde un pasado magnífico. No para quedarse en  él, con el sabor dulce de la nostalgia, que también es necesario, sino como palanca que puede mover a nuevas generaciones.  Buscamos una Escuela Pública laica y de calidad de todos y para todas, donde podamos educar a nuestros nietos en todas sus dimensiones humanas, éticas,  personales.
Madrid, a 20 de Mayo de
2013

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